Además de los dioses públicos, que todos los romanos tenían en común, cada familia tenía sus propios dioses, los "dioses domésticos". El cabeza de familia o "paterfamilias" eran el encargado del culto.
En los primeros tiempos había un solo dios Lar, pero después pasaron a ser dos. Su representación era mediante unas figurillas que llevaban una especie de plato en la mano y se guardaban en una hornacina o se pintaba su imagen en una pared de la misma, con la apariencia de dos jóvenes danzando....